Desde los comienzos de Bitcoin existió una preocupación por la cantidad de energía que consumía o
que iba a consumir si empezaba a crecer mucho. Ya en 2012 el whitepaper de Peercoin proponía el
consenso de prueba de participación como alternativa a la prueba de trabajo para atenuar el impacto
ambiental de las criptomonedas. En 2014 tenemos Greencoin, también con el objetivo explícito de ser
más ecológica que Bitcoin; y en 2017 Faircoin, con su consenso de prueba de cooperación como
alternativa a la prueba de trabajo.
También en 2017 (año en el que el precio y la minería de Bitcoin crecieron dramáticamente) empiezan
a aparecer artículos en revistas, alarmando sobre el peligroso consumo energético de Bitcoin y
comparándolo con el de pequeños países, algo que luego se volverá típico de esos argumentos.
Las recientes declaraciones del presidente Donald Trump sobre bitcoin marcan un cambio significativo
en el sentimiento político hacia los activos digitales. La posibilidad de establecer una Reserva
Estratégica de Bitcoin de EE. UU. (SBR, por sus siglas en inglés) podría cambiar fundamentalmente el
panorama económico.
Si el gobierno de EE. UU. comienza a acumular bitcoin como parte de sus reservas nacionales,
enviaría una señal al mundo de que bitcoin es el activo más sólido y la reserva de valor definitiva.
La adopción de bitcoin por parte de un Estado-nación importante forzaría un cambio de paradigma,
dejando en claro que las monedas fíat son estructuralmente débiles en comparación con la escasez
demostrable de bitcoin. Si EE. UU. toma la delantera, podría aprovechar el crecimiento de bitcoin
para estabilizar su economía e incluso pagar su deuda nacional con el tiempo.
Cumpliendo con lo prometido durante su campaña presidencial, Donald Trump firmó una orden ejecutiva
que autoriza al Secretario del Tesoro a crear y administrar una reserva de bitcoins confiscados por
el gobierno de Estados Unidos. El decreto establece que las agencias gubernamentales deben
transferir cualquier BTC incautado a esta reserva en un lapso de 30 días, y que dichos activos no
serán vendidos sino preservados con fines estratégicos. Además, se aclara que bitcoin no será la
única criptomoneda en esta reserva, validando así lo dicho por Trump el pasado domingo, cuando
destacó que cardano (ADA), XRP y solana (SOL) también formarán parte de ella.
Desde la reelección de Donald Trump en noviembre de 2024, el mercado de criptoactivos ha
experimentado abundantes y marcadas fluctuaciones, en gran parte siguiendo la estela de las
iniciativas de desregulación en Estados Unidos. También afectan cambios legislativos de otros países
(por ejemplo, El Salvador). Como contrapeso aparece la Unión Europea, que mantiene normas mucho más
estrictas. Estas disparidades entre jurisdicciones prometen un periodo de vértigo en un mercado con
tan elevado riesgo y volatilidad. Todo ello ha influido en la evolución de las cotizaciones de
criptoactivos.
El columnista del New York Times Paul Krugman, un veterano opositor al impacto de la Tecnología en
la economía, publicó una columna sobre el papel de las Cripto en las elecciones en la que sugería
que las Cripto eran simplemente “jerga tecnológica y tonterías libertarias, . . . que en realidad se
han visto reforzadas por el paso del tiempo”. También dice que no cree que las Cripto resuelvan
ningún problema “que no se pueda solucionar de forma más fácil y económica de otras formas… He
asistido a muchas reuniones a lo largo de los años en las que los escépticos han hecho esa pregunta
a los defensores de las Cripto y nunca he escuchado una respuesta clara”.